“Muchas personas dirán, que París o Roma son las ciudades del amor, pero para mí eso ocurre en New York.”

New York: el sabor del amor

Start spreading the news… I’m leaving today…

Mientras veo el skyline de Manhattan en todo su esplendor, desde Top of the Rock, vienen a mi cabeza las letras que canta con tanta perfección Sinatra. La idea de aquella ciudad sobrecogedora y cosmopolita de la que todos quieren hacer parte.

Muchas personas dirán, además, que París o Roma son las ciudades del amor, pero para mí eso ocurre en Nueva York. Al fin y al cabo, fue el lugar de mi luna de miel. El hecho de que a Valo y a mí nos encantara esta ciudad desde siempre, parecía ser una señal de amor.

La recuerdo desde muy pequeña en las películas de Hollywood y en las series (Friends o Sex & The City). La vi tantas veces que alcancé a pensar que, una vez pisara sus enormes avenidas me sentiría en un lugar conocido. Sin embargo, nada se compara con la sensación real de estar en New York City, con los sonidos y las luces que te envuelven en lugares tan llenos de brillo y vitalidad como Times Square ¡nos encanta!

En nuestro primer aniversario de casados, Laura y yo lo celebramos en una tierra mágica, de esas que pensaba que solo existían en la ficción. Así es Marruecos, se siente como un sueño, como un espejismo en medio del desierto…

¿Invierno?

Sí, viajamos en pleno invierno, con una temperatura en promedio de 35°C. Ya se imaginarán lo caliente que es el verano (se dice que puede llegar a los 50°C). El propósito de la travesía fue celebrar, acompañados por la revista Hola, nuestro primer año de matrimonio.

Y sí que pudimos celebrarlo con altura, y con todos los lujos. Porque Marrakech, desde el comienzo (en la aduana y el transporte desde el aeropuerto) nos recibió de una manera muy servicial. Estábamos algo preocupados por el idioma pero desde el primer minuto tuvimos un traductor a nuestro lado.

“Lo primero que hacemos al pisar la ciudad es comer la pizza típica neoyorquina.”

Todos quieren ser parte de ella: New York, New York.

¿Saben qué es lo mejor de todo? Esa sensación no se esfuma, cada vez que voy hay un aire de novedad. La ciudad más chic del planeta se reinventa una y otra vez.

Con tanto por contar, quiero empezar por reunir una lista de nuestros lugares favoritos junto a Valo para comer y tomar unos tragos. De hecho, hay una tradición que no abandonamos: lo primero que hacemos al pisar la ciudad es comer la pizza típica neoyorquina. Mi favorita es la de alcachofas.

Una serie de sitios que se han ganado nuestro corazón, algunos clásicos que me hacen sentir como en Breakfast at Tiffany’s y otros tan novedosos y cool que nos recuerdan que Nueva York no deja de latir.

Si empiezo la lista de sur a norte, del downtown al uptown, tengo que mencionar nuestros favoritos en los vecinos Soho y Tribeca. Los dos barrios del diseño y la moda neoyorquina por excelencia, dos escenarios multiculturales que parecen verdaderas pasarelas y que esconden sorpresas y canciones de Bob Dylan a la vuelta de cada esquina.

De Tribeca:

  • Me quedo con la herencia italiana de Locanda Verde
  • Blue Gans se destaca por ofrecer los sabores de Austria en Nueva York
  • Tiny’s es un bar absolutamente acogedor en el que, también, se puede comer, es perfecto para ir en pareja.

En Soho:

  • Los mejores sushis son los de Lure Fish Bar (Créanme, llevo años de investigación).
  • La comida francesa que se lleva todos mis halagos, sin importar la hora, pertenece a Blue Ribbon Brasserie, abierto hasta la madrugada.

En Chelsea:

  • Un bar inolvidable para los amantes de la ginebra: Bathtub Gin, un speakeasy sacado, casi directamente, de la era de la Prohibición.

“Hagan lo que hagan, no dejen de cruzar el puente hacia Brooklyn, especialmente a Williamsburg.”

Llegamos así a uno de nuestros barrios favoritos: El West Village, un enclave bohemio construido en ladrillo, entre el río Hudson y la avenida Greenwich ¿Puede haber algo más irresistiblemente neoyorquino?

En el West Village la lista se hace larga, pero sepan que los MUST de Valo y míos son:

  • Little Owl para el brunch.
  • Buvette para una cena encantadora.
  • Orient Express para unos drinks antes de salir de rumba.
  • St. Ambroeus para probar delicias italianas en toda una institución de la ciudad.
  • Un bonus track: las parejas amantes del vino encontrarán el paraíso en Upholstery.

Hagan lo que hagan, no dejen de cruzar el puente hacia Brooklyn, especialmente a Williamsburg que lleva años cultivando una reputación de hotspot cultural y de entretenimiento. Aquí, dos rooftop con una vista insuperable de las luces parpadeantes de los edificios en la jungla de concreto:

  • El Westlight y
  • The Ides, en el hotel Whyte.

Si van de día, los margaritas de Rosarito son bienvenidos a cualquier hora, It’s 5 O’Clock Somewhere, reza el dicho. Para cenar, les recomiendo:

  • The Four Horsemen
  • O Llama Inn, este último es uno de nuestros más recientes descubrimientos, un restaurante peruano que me recuerda que New York tiene a todas las ciudades del mundo reunidas en sus calles.

De las veces que hemos ido juntos, nos quedamos con esta pequeña colección de lugares, cada uno con un recuerdo espectacular y, como nos pasa siempre que es hora de dejar New York, con el cosquilleo que indica que pronto será hora de regresar para redescubrirla.

Tenemos muchos pendientes para seguir enamorándonos juntos de esta ciudad que nunca duerme y nunca termina. El próximo ya lo decidimos: nos tenemos que hospedar en el icónico Hotel Plaza, ¿verdad Valo?

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